Modelo Lineal
El proceso de
investigación y desarrollo puede dar o ser el origen de multitud de procesos de
innovación posteriores.
De estos
procesos, algunos pueden tener éxito y otros no.
El problema es
que no se conoce cuánto tiempo necesitan para generar estas innovaciones.
Por otra parte,
este modelo lineal no implica que sólo las innovaciones provengan de la
investigación y del desarrollo directamente.
En muchos casos,
las innovaciones de carácter continuista y no radicales pueden surgir de una
observación, de una propuesta de mejora o de un análisis de mercado sin la
necesidad de existir investigación o desarrollo tecnológico propiamente dicho.
Sobre este modelo
surgen ciertas críticas, como, por ejemplo:
- Considera el proceso de innovación
como una sucesión de distintas etapas
- Da mucha importancia a la I+D como
desencadenante del proceso
- · No representa la realidad económica
Modelo de
Impulso o Empuje de la Tecnología
Suele hacerse
referencia a estos modelos como los de Primera y Segunda Generación
respectivamente (Rothwell, 1994, pp. 7-9) y ambos se caracterizan por su
concepción lineal del proceso de innovación.
Cronológicamente,
surge en primera instancia el Modelo de Impulso o Empuje de la
Tecnología o de la Ciencia (Technology Push), cuya influencia se extiende
desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, hasta mediados de los
sesenta. Este modelo contempla el desarrollo del proceso de innovación a través
de la causalidad que va desde la ciencia a la tecnología y viene representado
mediante un proceso secuencial y ordenado que, a partir del conocimiento
científico (ciencia), y tras diversas fases o estadios, comercializa un
producto o proceso que puede ser económicamente viable.
Su principal
característica es su linealidad, que supone un escalonamiento progresivo,
secuencial y ordenado desde el descubrimiento científico (fuente de la
innovación), hasta la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico, la fabricación
y el lanzamiento al mercado de la novedad.
Modelo de
Tirón de la Demanda
A partir de la
segunda mitad de la década de los sesenta comienza a prestarse una mayor
atención al papel desempeñado por el mercado en el proceso innovador, lo que
condujo a la emergencia de un nuevo modelo de innovación tecnológica, también
lineal, nominado Modelo de Tirón de la Demanda o del Mercado (Market Pull).
Fue un periodo en
el que la lucha de las grandes corporaciones por una mayor participación en el
mercado se vio acompañada de un creciente énfasis estratégico en el marketing.
Como consecuencia
de todo ello, la percepción del proceso de innovación comenzó a verse alterada,
produciéndose una mayor intensificación de los factores de la demanda.
El modelo lineal
resulta sumamente útil para entender de forma simplificada y racional el
proceso de innovación. Sin embargo este modelo presenta serias deficiencias.
La primera de
ellas está relacionada con el carácter secuencial y ordenado que establece para
el proceso de innovación. En ciertas ocasiones no son necesarias determinadas
fases del proceso y en otras, la secuencia puede ser distinta. Aunque hay
ciertas prioridades y secuencias lógicas, tienen lugar numerosas variaciones en
la secuencia prevista.
Por otro lado, en
el proceso de innovación surgen tantos procesos de re alimentación, ciclos de
intercambio de información hacia delante y hacia atrás y surgen tantos
imprevistos y sorpresas, que casi podría rechazarse la noción de fases o
etapas.
Tiene más sentido
pensar en un proceso sumamente interactivo. Por lo tanto, se concluye que el
proceso de innovación se caracteriza, por un lado, por el solapamiento de las
distintas actividades (lo que complica la identificación de cada una de ellas
con precisión y, más aún, su delimitación en partes independientes) y, por el
otro, por las frecuentes re alimentaciones entre las diferentes etapas.
Finalmente, la
visión de que la innovación surge bien por impulso de la tecnología o bien por
el tirón de la demanda, no deja de ser extrema. Modelos posteriores incorporan
ambos aspectos, reconociendo la importancia de ambas fuentes de innovación. La
inclusión de elementos tanto del empuje de la tecnología como del tirón de la
demanda, hace que los modelos sean más representativos del proceso de
innovación y que resulte esclarecedora la analogía con las tijeras: “sin ambos
filos, es difícil cortar”
Modelo de
Negocios
Uno de los
mayores retos después de tener “esa” idea innovadora es el cómo desarrollarla y
materializarla y no solo basta con definir la idea emprendedora, además debe
elegirse, desarrollarse y también innovar en el modelo de negocio para lograr
el éxito deseado.
Pensando en lo
difícil que es llevar a cabo generar un modelo de negocio, A. Osterwalder junto
a Y. Pigneur, reconocidos conferencistas y expertos en innovación aplicada a
los negocios, en su libro “Generación de modelos de Negocio” (2011), crearon el
lienzo – o canvas – del modelo de negocio, una forma práctica para la
generación de modelos empresariales.
El lienzo
consiste en la conexión esquemática de nueve módulos que refleja la lógica de
una empresa para alcanzar sus ingresos, cubriendo las cuatro áreas principales:
Cliente, oferta, infraestructura y viabilidad económica.
Modelo de
enlaces en cadena
El proceso de
I+D+i, tomando como base el modelo modificado de enlaces en cadena de Kline
(adoptado en la norma UNE 166002 sobre Gestión de la I+D+i), intenta
representar la complejidad e incertidumbre que implica un proceso de I+D+i, y
la relación entre la innovación y las actividades de investigación y
desarrollo.
Las actividades
de I+D+i son difíciles de medir y se necesita una coordinación constante entre
los conocimientos técnicos requeridos y las necesidades del mercado, para resolver
simultáneamente las obligaciones económicas, tecnológicas y de todo tipo, que
impone el proceso de I+D+i.
La innovación en
este modelo se considera como un conjunto de actividades relacionadas las unas
con las otras y cuyos resultados son frecuentemente inciertos. A causa de esta
incertidumbre no hay progresión lineal entre las actividades del proceso y
existe re alimentación en todas las etapas del desarrollo, así como posibles
fuentes de mejora entre cada etapa y la investigación. Con esto podemos
concluir que:
La I+D no es una
fuente de invenciones sino una herramienta que se utiliza para resolver los
problemas que aparecen en cualquier fase del proceso.
La investigación
aborda los problemas que no pueden resolverse con los conocimientos existentes,
para así ampliar la base de conocimientos.
La empresa
dispone de una base de conocimientos a la que acude para resolver los problemas
que se le plantean al innovar.
Este modelo
promueve una cultura de la innovación en toda la empresa, y sirve para empresas de cualquier actividad y tamaño.
http://www.camarasaragon.com/innovacion/docs/0103_InnovacionModelos.pdf
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